20.7.17

Tuning In

Autor: David Thomas, Matthieu Klinck 
País: USA 
Año: 2011 
Género: Periodismo 

Frase inicial: 
"If someone had told me a decade ago that I would make a documentary film about trance channelers, I would have suggested that the person was crazier than plant life." 

Este es el texto secuencial de las entrevistas realizadas para la película del mismo nombre. Leer en lugar de ver el video le quita dramatismo y prejuicios sobre cómo se ven los canalizadores, la voz que tienen, los movimientos que hacen, pero por otro lado nos perdemos del cambio de la conducta o maneras de la persona al canal, si es que hay tal cambio y si es que efectivamente hay tal canalización.

No sé si el impacto de esto fue mayor antes del 2012 por los temas y creencias al respecto de tal año, que el que pudiera tener ahora que paso diciembre del 2012 sin mayor drama. Los "fines del mundo" parece que causan mucha sensación a algunos y la oportunidad de especular a otros se facilita enormemente.

El tema en juego aquí es el despertar de la consciencia y cómo esta época (porque después del 2012 no queda más que seguirle) es especialmente fructífera para tal despertar o desarrollo. ¿A qué se despierta? En lugar de tener un dios allá afuera a quién pedirle y con quién quejarse, ahora se maneja que somos dios al ser parte de todo lo que es y que siempre ha sido y siempre será y por tanto somos responsables de la forma en como manifestamos nuestra existencia (tema que ha dado de comer a los promotores de la ley de la atracción).

Las entidades "entrevistadas" son:
1. Bashar
2. Colectivo Pleyadiano
3. Tobias
4. Torah
5. Chief Joseph
6. Kryon

El primero y el último son más conocidos y tienen una historia bastante larga. Como cualquier texto, hay que darle la oportunidad pero también ponerlo en duda, tomar lo que nos sirve o va más con nosotros y hacernos responsables de la forma en como llevamos nuestra vida.




15.7.17

¿Y para qué poetas?

Escritor: Martin Heidegger 
Año: 1946 
País: Alemania 
Género: Ensayo 

Frase inicial: 
"«…¿y para qué poetas en tiempos de penuria?», pregunta la elegía de Hölderlin «Pan y Vino»." 

Para Heidegger, en sus tiempos —que también son nuestros, los tiempos del acabamiento de la metafísica— atardece. «La noche del mundo extiende sus tinieblas», estos son los tiempos de penuria, hay «falta de dios». Nada es sagrado, todo se busca desnudar ante y mediante el entendimiento o hacerlo a un lado, señalarlo como despreciable. Nada reúne a los hombres y nadie se echa en falta. El cambio sólo puede darse si se cambia desde la raíz: desde el fondo del abismo, ¿quién se anima a alcanzar dicho abismo? Los poetas que sienten el rastro de los dioses huidos (la falta de fundamento).

¿Cómo podría advenir un cambio si los hombres no le han preparado una "morada"? ¿Por qué habría de prepararse el hombre que ni siquiera experimenta su carencia? Y, en esta época, si hubiese hombre que experimentase carencia sólo sería manifiesta como una necesidad que debe ser cubierta prolongando así la llegada del ocaso, aumentando su penuria.

Permitir la llegada del ocaso es permitir encontrase en la propia esencia, esencia que los hombres eluden al verse tentados y apelados por la presencia que les otorga en mundo de las cosas. Vueltos hacia lo manipulable, los hombres se mantienen apartados del abismo, de lo sagrado, de su esencia. Dejar que llegue la noche es prepararse para lo sagrado. No salvarse, no mantenerse como lo completamente explicado, la falsa luz a la que se adhiere la mariposa y que aferrándose a ella se deja calcinar y muere.

Heidegger propone la vía de la historia del ser: experimentar lo inexpresado en lo dicho poéticamente, o podríamos decir, esotéricamente, como cuando el dharma es pasado del maestro al alumno al girar un flor y hacer un giño. Experimentar lo que se oculta en lo dicho, en lo manifiesto, situarse en el ahí o entretanto. Yo diría, participar íntimamente en lo que junto conmigo está siendo ahora mismo.

Para Heidegger el poeta es Hölderlin y se pregunta si lo es también R. M. Rilke que vive con Nietzsche la muerte de Dios y mira a los hombres inconscientes de su propia mortalidad. Cambio, retorno a lo consumado, la existencia es impermanencia y de ello el hombre no aprende sino que rehuye a lo esencial. ¿Por qué junto con la muerte se menciona el amor? Quizá éste sea impermanencia y por ello máxima libertad, máxima entrega, desprotección.

No recuerdo en qué texto Heidegger dice que ser no es logos, sin embargo aquí, a través del poema de Rilke, piensa la naturaleza como el ser y en ese sentido éste reagrupa a la vez que abandona a todo ente a sí mismo. Logos agrupa y separa, es discurso; es el mismo "movimiento". Pero aquí dice: el ser de lo ente es voluntad, en ente es al modo de la voluntad ¿qué diferencia hay entre esta voluntad y la voluntad de poder? La diferencia ontológica: el ser como voluntad y riesgo a diferencia del deseo psicológico del hombre o más en profundidad, la afirmación de la subjetividad; parece ser que el deseo, que pone al hombre como productor en un mundo que ahora —desde la metafísica moderna— ve sólo como almacén de existencias, parte de la esencia de la voluntad.

Naturaleza en Rilke, dice Heidegger, resuena con physis y con vida y en ese sentido debe entenderse como el ser de lo ente en su totalidad, como fundamento, pero en la medida que abandona, todo ente es arriesgado o dejado sin protección. El fundamento no es seguridad para el ente, más bien le asegura el riesgo, el estar puesto en juego, el ser dejado en lo abierto (sin límites, sin representaciones, sin relaciones, sin objetivación…), entonces, el hombre, que es un ente particular que objetiva, no puede estar en el mundo sino ante el mundo, disponiendo de éste en relación hacia sí mismo: «Cuanto mayor es la conciencia, tanto más excluido del mundo se ve el ser consciente». Ahora vemos como el hombre se distancia de su ser, como parte de y reunido en todo lo ente, cómo aleja de sí lo sagrado y avanza al atardecer, perdido, queriéndose encontrar entre sus representaciones. Para Rilke, las cosas producidas por el hombre moderno dejan de acumular lo humano y por tanto son vacías e indiferentes —ahora el hombre acumula esos objetos vacíos intentando llenar su propio vacío de sí—.

El hombre, según lo ve Heidegger a partir de Rilke, se arriesga en un querer que es querido en la voluntad de voluntad —autoafirmación—; el riesgo es entonces autopropuesto —y, por tanto, calculado—, poniendo a la subjetividad en juego. Todo es objetivado (representable, producible), lo sagrado (lo abierto para Rilke, el ser para Heidegger) se sustrae y el mundo se torna sin salvación. ¿Y para qué poetas? ¿Quién puede señalar si no lo sagrado, quién puede alcanzar el abismo, quién pone en juego su fundamento?

11.7.17

Sobre el comienzo

Escritor: Martin Heidegger 
Año: 1941 
País: Alemania 
Género: Tratado filosófico

Frase inicial: 
"De un significado de palabra tomado al paso nada es extraíble. Y aunque se obtuviera, entonces la 'palabra' no sería sin embargo la palabra que aquí ha de decir algo esencial." 

Este es el primer tomo (el 70) de la Gesamtausgabe que leo por completo, de inicio a fin sin mayores pausas en el tiempo cotidiano. Quizá haya ayudado que sólo son 171 páginas aunque sepan a 500.

¿De qué va? Del comienzo, o del inicio como traducen en otros textos, del Anfang. No se trata aquí de cuando empiezan las cosas, esto es, de un punto de partida en un tiempo lineal; ciertamente tampoco se trata del arjé que intenta "descubrir" el origen o aquello de lo que se compone todo. Heidegger no está pensando el ente, es decir no está pensando las cosas, los conceptos, las estructuras ni tampoco está pensando lo trascendental. Heidegger está haciendo un esfuerzo de no pensar metafísicamente —de manera dual, discursiva, reflexiva, de un sujeto predicando de objetos—. Heidegger no quiere explicar, no quiere hacer teoría. Heidegger intenta señalar, intenta que "volteemos la mirada" hacia aquello "anterior" al pensamiento metafísico, hacia el entre donde ocultamiento y desocultamiento acontecen, hacia lo "anterior" a la decisión o el esenciarse del ser.

Muchas palabras son puestas en juego, estas palabras apuntan a lo mismo aunque ellas no son lo mismo pero se ensamblan —juegan entre ellas— para "llevarnos" hacia un pensar meditativo en donde se privilegia la pobreza de la no mediación. Comienzo (el primero y el otro comienzo), historia, a-bismo, ser [Seyn], dignidad, acaecimiento-apropiador —evento, Ereignis—, nada, lo sagrado, la muerte.

Para empezar, ¿porqué diferenciar cuando se quiere "salir" o superar la metafísica? Diferenciar es ya estar en la metafísica. Entonces, ¿por qué el primer comienzo y el otro comienzo? En esta obra Heidegger nos da a entender que no son lo mismo y que uno, el primero, va "antes" del otro, aunque luego dirá que el primero y el otro son lo mismo. El primer comienzo hace referencia a los griegos —hacer referencia es hacer metafísica—, el otro comienzo sólo es posible con el primer comienzo, pero si no se está haciendo aquí historiografía —sucesión de eventos—, entonces ¿de qué está hablando? No puede ser que los griegos experimentaron el primer comienzo y que a nosotros sólo nos queda el otro comienzo. La tradición vive en nosotros, no, no experimentamos el primer comienzo pero sí lo decidido tras ese primer comienzo: la metafísica.

¿Qué es el comienzo? Heidegger nos dice que para los griegos era la physis. En Introducción a la metafísica (¡ah! me acabo de dar cuenta que ya había leído otro tomo completo) hace una larga exposición de ser  y su "degradación" a partir de physis y llegando a lo que conocemos como sustancia. Entonces, apuntar al comienzo, a ese primero, como lo experimentaron los griegos, era dar cuenta —inicio de la metafísica— del ser como emerger o brotar ¿de qué? De lo ente, contestar siempre nos remite a lo ente. Este brotar es origen, comienzo. Ante el brotar la disposición afectiva es de sorpresa (esto lo dice en los Aportes a la filosofia), el ente se revela, una cosa se nos muestra: sorpresa. Pero ya nosotros hemos dejado de experimentar sorpresa, todo nos es dado o está por dársenos. Hemos dejado atrás la sorpresa y más bien nos fabricamos vivencias (esto aparece en un parágrafo de Meditación). ¿Cómo retornar a los griegos, o más bien al comienzo? No hay mas que el ser se reponga: interrogar por el sentido del ser. Desde nuestra situación histórica ese interrogar por el sentido del ser es hacer el esfuerzo por librarnos de todas nuestras certezas, de nuestro saber científico y situarnos en otro horizonte de comprensión (aquí estoy tomando la idea de Serenidad), cuando hacemos esto y entonces experimentamos el otro comienzo —pues la sorpresa ya no nos visita— entonces ante esa "caída" del pensamiento discursivo que atraviesa el nihilismo  la disposición anímica es de espanto: no hay certezas, la verdad es un cada vez desocultarse y ocultarse, todo está por decidirse. Me parece que aquí podríamos "jugar" con el destino y la libertad.

¿Por qué tantas palabras? "Comienzo" no dice nada, "nada" no dice nada, ser no dice nada. No pueden decir nada porque no hacen referencia al ente. ¿Por qué intentar hablar de ello? ¡Porque ya nos hemos olvidado de ello, no vemos en ello utilidad, estamos en la más ciega y total indigencia cubiertos hasta ahogarnos de lo ente! ¡Nuestro hacer calculado —premeditado— no conoce límites! Soberbia. Nadie se da cuenta, y el que se da cuenta —los pocos, los singulares— es porque ya inició el tránsito al otro comienzo, ha recordado, el ser ha resonado, se ha repuesto. Mientras continuemos en el pensamiento metafísico no hallaremos el ser. ¿Qué podemos hacer? Prepararnos a quedarnos  ahí ante la disposición anímica que abre el claro, resolvernos a permanecer en la apertura (espanto, angustia, serenidad, pobreza) insistentemente, templarnos. «Ser-ahí no es sin instancia del hombre» (p. 27).






8.7.17

Cuando todo se derrumba

Escritor: Pema Chödrön 
Año: 1996 
País: USA 
Género: No literarios 

Frase inicial: 
"Embarcarse en el camino espiritual es como meterse en un bote muy pequeño y aventurarse en el océano en busca de tierras desconocidas." 

Muchos libros clasificados como de auto-ayuda ofrecen paliativos o esperanza o instrucciones de 5 pasos o un "sí se puede" muy mercadológico. Este no es uno de ellos, por el contrario, es lo que podríamos llamar bastante realista, sin soluciones fáciles ni esperanzas vanas.

Hay que practicar y la práctica lleva tiempo, mucho, años. Se requiere compromiso y no ofrece mas que puedas ver las cosas como son y aceptarlas así. No hay salvación, todo el que vive, muere; todo ser humano tiene sus propios demonios. Así las cosas. ¿Qué hacer ante esto y el sufrimiento humano? Practicar la bondad amorosa hacia uno mismo —¿hay algo más cuerdo que esto?—.

Entonces primero hay que enterarnos de quiénes somos, cuál es nuestra naturaleza y qué dispara el miedo. Hay generalidades que nos dan una guía pero para poder entrar en detalle, en nuestras particularidades, no hay mas que uno mismo se observe. Nadie te puede decir quién eres, nadie te puede rescatar, el trabajo es tuyo.

Hay algunos fragmentos del libro que me encantaron, les comparto tres de ellos para que se animen a leerlo, lo recomiendo mucho:

«Sólo en la medida en que nos exponemos a la aniquilación una y otra vez podemos hallar en nosotros aquello que es indestructible»

«Pensar que podemos encontrar placeres duraderos y evitar el dolor es lo que en budismo se llama samsara, un ciclo sin salida que da vueltas y vueltas interminablemente y nos causa gran sufrimiento»

«Podemos abandonar la esperanza fundamental de que hay otro "yo" mejor dentro de nosotros que emergerá algún día»