26.8.17

La matriz divina

Autor: Gregg Braden
Año: 2007
País: USA
Género: No literario

Frase inicial:
"Con estas palabras se nos está dando un buen ejemplo del poder que nos espera cuando aceptamos aventurarnos más allá de los límites de lo que siempre hemos creído que era verdad."

Realmente no sé qué tipo de libro es éste. Algunas partes me harían recomendarlo, otras prender un foco de precaución. Tomemos por ejemplo la frase introductoria, si sólo nos enfocamos en la parte de que nos espera "poder" pues resulta chocante que un libro que se supone que tiene "otra consciencia" siga fomentando el tema del ego que es al único al que le interesa el poder y, claro, el ego es el que compraría inmediatamente el libro. Ahora, si tomamos eso de aventurarnos más allá de los límites de lo que hemos tomado por verdadero, pues me agrada que a la puerta del cuestionamiento vayamos desechando creencias limitantes como la idea de un ente allá afuera llamado "Dios".

Me agrada que se introduzcan la ciencia si sólo se toma justamente como una introducción que nos invita a adentrarnos más en profundidad. Braden nos pone las referencias para ello. Sí sólo se toma lo que escribe el autor como bueno y con ello se sacan conclusiones apresuradas pues ya vamos por mal camino, en tanto que similar al de la religión tradicional: creer sin más.

Lo que más me gustó fue el tema de los espejos, creo que es algo que podemos poner en práctica inmediatamente y constatar de primera mano su efectividad.

22.8.17

De la esencia de la verdad

Autor: Martin Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1930 
Género: Ensayo 

Frase inicial: 
"Vamos a hablar de la esencia de la verdad." 

En definitiva es un texto que debe leerse después de Ser y tiempo y antes de proseguir con cualquier texto del llamado segundo Heidegger.

En Ser y tiempo la cuestión era la pregunta por el "la diferencia ontológica entre el ser y el ente", luego se transformó en la pregunta por el "sentido del ser" pero preguntar por un sentido remitía nuevamente a la metafísica, ahora se trata de la "verdad del ser", es decir, del ser como posibilitador —al mostrar sustrayéndose— de la metafísica.

Heidegger partirá de lo que entendemos corrientemente por verdad, esto es verdad como adecuación: cosa y enunciado concuerdan. Esta verdad no deja ser al ente, es decir, no es una verdad abierta sino más bien una verdad cerrada a lo ya conocido. Sin embargo, este tipo de verdad es posible porque el ser-ahí se detiene en lo abierto, es decir, se enfoca en lo que le aparece y al hacerlo la totalidad de lo ente se oculta. El Dasein debe encubrir ese ocultamiento de la totalidad de lo ente para poder detenerse en aquello que se le presenta respondiendo así a su necesidad. Al hacer esto de manera regular, el hombre va de obviedad en obviedad (de lo ya conocido a lo ya conocido) en una suerte de errar que ya ni si quiera deja ser al ente lo que es, pues sólo busca en lo ente la concordancia con lo conocido (el enunciado).

La esencia de la verdad es la libertad. La libertad sólo puede ser esencia de la verdad como desocultamiento, no así como adecuación. La verdad como adecuación está constreñida a lo conocido, a la subjetividad. La verdad como desocultamiento es a la vez no-verdad como ocultamiento. Verdad y no-verdad pertenecen a la esencia de la verdad, lo que se desoculta puede mostrarse gracias a que todo lo demás se oculta. Sólo vemos aquello que viene al claro, esa es la más grande donación, pues si no se ocultara el ser del ente en su totalidad no podríamos aprehender nada. El claro es como el foco de una cámara que desatiende todo aquello que está fuera del foco, pero que no por eso no es nada, pero a la vez actúa como carnada para un pez o como farol para una mariposa.

Entonces pienso que el hombre sólo sería libre si se diera cuenta que ese claro/carnada/farol no lo es todo, que aquello que queda fuera del foco, oculto puede experimentarlo como parte de la esencia de la verdad, es decir, como misterio que no tiene por qué aclarar.