Año: 1964
País: Francia
Género: Ensayo
Frase inicial:
«El título de este coloquio es el siguiente: "Kierkegaard vivo". Semejante título posee el mérito de introducirnos en el corazón de la paradoja, y el mismo Søren habría sonreído al conocerlo.»
Kierkegaard muerto, deviene en objeto de conocimiento, algo impensado para cualquier ser humano vivo y sin embargo, Kierkegaard sigue hablando, sigue comunicando como universal cuando el mismo se proclamaba como el individuo.
Ser individuo singular significa descubrirse en el instante como conocida a priori. El individuo singular se mueve en dos planos, uno atemporal y otro temporal, es solo mediante el plano temporal que puede conocerse y es sólo mediante el plano atemporal que puede concebirse como unidad integradora de cuanto le acontece. Una idea muy kantiana.
En este ensayo, Sartre se descubre ante Kierkegaard, se replantea en sus palabras y desde sus palabras. Mientras que para Kierkegaard la verdad es el acto de la libertar, para Sartre la libertad es ser para sí lo que se tiene que ser. Ambas propuestas transcurren en el campo ontológico, en la interioridad, en el ser. Cuando Sartre busca a Kierkegaard se encuentra a sí mismo como si la existencia de Søren hubiera anticipado las existencias todas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario