14.3.16

Libro 4. El mundo como voluntad. Segunda consideración

Escritor: Arthur Schopenhauer 
País: Alemania 
Año: 1818 
Género: Filosofía 

Frase inicial:
"La última parte de nuestro estudio se anuncia como las más importante, dado que atañe a las acciones de los hombres, al asunto que nos atañe directamente a todos y ante el que nadie puede sentirse ajeno o mostrarse indiferente, pues resulta conforme a la naturaleza humana referir a él todo lo demás, de suerte que en toda investigación sistemática la parte relativa al obrar es considerada siempre como resultado de su contenido global o cuanto menos el más interesante, consagrándose a esta parte una atención mucho mayor que a cualquier otra."

Este libro es el último de cuatro del Mundo como voluntad y representación. Atiende a la "Afirmación y negación de la voluntad de vivir una vez alcanzado el autoconocimiento".

El camino hacia el cuarto libro es largo. Antes Schopenhauer tuvo que hablar de Epistemología, Ontología y Estética. Si bien este libro, en cuanto enfocado en el obrar, puede ser considerado Ética, ésta está enraizada en la naturaleza humana, es decir, en la Ontología.

Generalmente vemos las disciplinas de la Filosofía como separadas, al modo en que la Química se separa de la Física, pero, bien vistas, estas debieran ser entendidas como un ensamble del mundo del ser humano. Visto así, el libro cuarto muestra fundamentalmente una Ética ontologizada, es decir, las posibilidades ónticas sustentadas en una estructura ontológica —que en Schopenhauer supone la voluntad— y que entra en juego con la forma en que se despliega la cognición, esto es, con el principio de inividuación. La voluntad subyace en todo ser, la capacidad de representación es humana y ésta es posible por el principio de individuación.

La voluntad es una ciega pulsión, es vida. Cuando la existencia humana interpreta esta voluntad desde el principio de individuación, es decir, desde el emerger de su ego, afirma la voluntad como propia y tal afirmación desemboca en contra de la vida de la que forma parte el individuo pero que concibe como distinta a él.

Llegar a la negación de la voluntad, para Schopenhauer, implica un profundo autoconocimiento, implica atravesar el principio de individuación, quitarse el espeso velo de Maya, y verse el individuo no separado de los otros sino con los otros, esto es, despertar la compasión. Esto ya entra en el terreno de otro tipo de conocimiento que no es representativo, esto atenta contra el mundo como se lo ha representado el hombre, pero es la única vía contra el sufrimiento. Y no, esto no es moral, esto es el profundo conocimiento de tipo existencial, indirecto, no objetuado y, por tanto, sin sujeto.


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