15.3.16

La atestiguación por parte del Dasein de un poder-ser propio y la resolución

Escritor: Martin Heidegger
Año: 1927
País: Alemania
Género: Filosofía

Frase inicial:
"Se busca en el Dasein un poder-ser propio que sea atestiguado en su posibilidad existentiva [óntica] por el Dasein mismo."

Este es el segundo capítulo de la segunda sección de Ser y tiempo. Me parece que es un capítulo fundamental porque con él se asoma a lo que habrá de llamar luego Das Eriegnis. Aquí, después de hablar de la muerte como la posibilidad más propia y sin embargo no atestiguable por el Dasein y, por ende, entendida como un no estar completo ontológico; Heidegger busca el testimonio óntico de la propiedad: ¿Como experimenta el Dasein la propiedad, es decir, el poder-ser propio?

El poder-ser propio es la mismidad del Dasein que permanece desoída porque este se encuentra perdido en el uno, es decir, sólo atiende lo que se dice y lo que se debe hacer, lo que ya está decidido por ellos que son nadie. Estar perdido en el uno es un modo óntico —que se da en la existencia— de la impropiedad.

Así que, como diría Camus, estando inmersos en la cotidianidad, en seguir un horario, en ir al trabajo, en hacer esto y aquello porque es lo que tenemos que hacer o porque es lo que creemos que queremos hacer, un día uno da la vuelta a la esquina y de pronto la cotidianidad se rompe y el sol ya no es más el sol que me quema, me calienta o me hace falta sino el sol que en su ser sol está conmigo en el Ahí de una determinada —y singular, no repetible— situación. Estamos, nos dice Heidegger, ante la voz de la conciencia (no la cognitiva sino la que da un tono modal sacando de lo impropio y llevando a lo propio) al que propiamente contestamos como un escuchar que calla.

Y por un momento, en ese dar la "vuelta a la esquina", el silencio de mi ser fundamentado en lo indeterminado me hace ver por primera vez mis posibilidades fácticas sobre las cuales resuelvo propiamente sólo desde la resolución de estar abierto, es decir, indeterminado, por decidir.

Muy bello el texto y excelentemente ejecutado el pensar pensante (ese que se aparta de lo obvio ahí presente y manipulable).

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