5.2.16

Lo personal y lo impersonal de la religión

Escritor: Keiji Nishitani
País: Japón
Año: 1982
Género: Filosofía

Frase inicial:
"El problema de la religión y la ciencia es el más fundamental de cara al hombre contemporáneo."

No podría haber empezado Nishitani con mejor frase. Este filósofo japonés, un poco a la lejanía del mal de Occidente (de la modernidad, de la metafísica —como lo ve Heidegger—) y fuertemente enfrentado a sus embates, se planta con una cuestión fundamental que debe abordar la filosofía.

La filosofía, en mi opinión, ya no está para ir detrás de la ciencia intentando recuperar su primacía. Si en un inicio filosofía y ciencia eran una, también filosofía era mucho más: se ocupaba del espíritu. Hoy espíritu parece ser un término ambiguo del que nada quiere saber el más estricto conocimiento, el conocimiento de la academia, el conocimiento de la ciencia.

El planteamiento de Nishitani es minucioso, bien pensado y sin quitar el pie de lo que ello representa para la existencia del hombre concreto.

Basta con la creencia de que la ciencia es la única verdad posible. La duda sobre el significado de la existencia humana no puede ser abordado por la ciencia porque ella no puede hablar de la nada sin pensar en ella como un concepto opuesto a lo que es. La duda se encuentra presente en el hombre contemporáneo que sin religión, sin una liga hacia lo misterioso, sólo da palos de ciego intentando disminuir la ansiedad que ello le produce. En una sociedad volcada sólo a lo que es, a la materia, busca remedio en lo único que cree: en las cosas…

¿Cómo puede el hombre contemporáneo combatir el sinsentido al que le abre los ojos el pensamiento meramente científico?

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