16.11.11

El Inmortal

Escritor: Jorge Luis Borges
Año: 1949
País: Argentina
Género: Relato

Frase inicial:
“En Londres, a principios del mes de junio de 1929, el anticuario Joseph Cartaphilus, de Esmirna, ofreció a la princesa de Lucinge los seis volúmenes en cuarto menor (1715-1720) de la Ilíada de Pope.”


Borges se vale de dos inmortales para trazar lo laberíntico y repulsivo de la inmortalidad que tan fascinados tiene a los hombres. Empieza con el Judío Errante (Cartaphilus), una leyenda que dice que este hombre ha sido visto en varios lugares durante varias épocas; luego introduce a otro tipo de inmortal, Homero, visto así por sus obras la Ilíada y la Odisea; termina ligándolos ellos dos en uno mismo, Argos y Odiseo, el inmortal y el anhelante de la inmortalidad.

Las obras de los mortales tienen un fin que les da forma, la de los inmortales no necesita mostrar fin alguno. Orden y caos, mortalidad e inmortalidad. Pero el orden no es aquel percibido desde lejos y desde donde cada evento se sitúa en su justo lugar y con un propósito sino el orden que trae el percibir los inicios y finales. Cada hombre marca un inicio y un final como lo hace cada ser vivo percibido como parte de su vida, el propósito mayor no importa, la verdadera importancia radica en aquella que le da cada ser humano.

Cada instante nos acercamos más a la muerte, somos seres para la muerte pero nos olvidamos de ello. La mortalidad, lejos de ser una impureza, es una cualidad que nos hace a cada uno un ser preciado pues todo ser es irrepetible.

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