La conquista de la felicidad
Autor: Bertrand Russell
País: Reino Unido
Género: Ensayo
Año: 1930
Frase inicial:
"Este libro no va dirigido a los eruditos ni a los que consideran que un problema práctico no es más que un tema de conversación. No encontrarán en las páginas que siguen ni filosofías profundas ni erudición profunda. Tan solo me he propuesto reunir algunos comentarios inspirados, confío yo, por el sentido común."
La edición de Debolsillo trae un prólogo de Fernando Savater que hubiera preferido no leer. Ya el prefacio deja las cosas bastante claras: se trata de un ensayo inspirado por el sentido común de un filósofo inglés del siglo pasado.
Yo disfruté de una texto claro, sin pretensiones que además me relajó muchísimo la neurona. Antes de éste leí las Meditaciones de Marco Aurelio, lo que me permitió sentir fácilmente las bases de ese sentido común del que habla Russell.
Me tomó un mes leerlo, pese a que es una lectura que se puede hacer en dos días para aquellos que les gusta devorar libros. Quizá hay quien lo lea en un día. Las lecturas rápidas no son lo mío, ya no trato de acumular lecturas, romper mi récord de libros leídos en una año. Prefiero ir saboreando, digiriendo, reflexionando.
La primer nota que tomé tiene que ver con qué es lo que impide la felicidad, cuál es el mal; Russell dice, y estoy de acuerdo, que el mal es la absorción en uno mismo, la autoconciencia. El interés por uno mismo "puede impulsar a escribir un diario, a acudir a un psicoanalista, o tal vez a hacerse monje. Pero el monje no será feliz hasta que la rutina del monasterio le haga olvidarse de su propia alma". Así que el consejo es ver hacia afuera, salir de la prisión de uno mismo en donde viven las prohibiciones que aprendimos en la infancia con el montón de "peros" que nos dan las experiencias poco afortunadas.
A partir de ahí Russell ronda el tema desde 17 perspectivas (capítulos) distintos, unos pueden resultar más interesantes o reveladores que otros. La lectura es recomendable.
Cultivar la felicidad es deseable porque un infeliz lo único que hace es recrearse en las actividades menos agradables del mundo en el que se vive. La infelicidad sólo ve más infelicidad. La felicidad nos brinda una vida tranquila que es a lo más sensato que uno debe aspirar.
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