Una ética de las emociones


Escritor: Jordi Vallverdú
Año: 2007

País: España

Género: Ensayo


Afortunadamente nuestro ser busca continuamente, aún cuando estemos dormidos, la posibilidad de sentir y actuar de acuerdo a las emociones, que no son otra cosa sino manifestaciones de nuestras verdaderas necesidades. El querer, esa manifestación genuina que surge del yo, emerge cuando el ego (la mente aleccionada) baja la guardia; el querer señala lo que nos negamos a ver y nos aturde porque nos desestabiliza. Creemos que vivir en un estanque donde nada pasa, donde nos pasamos “creando expectativas insatisfactorias” (Vallverdú: 2007, 104), donde nada se mueve, es seguro, ¿pero eso es vivir? El querer se presenta para agitar el agua que yace estancada, las emociones vuelven y nos dan vida... espantados las acallamos para continuar en el cómodo estado anestésico que espera un mejor mañana o un “más allá” redentor promovido por las religiones, pero el cuerpo reclama su participación en un mundo diseñado para él.

El querer no es racional, quiero que me quieran pero no quiero para que me quieran, las emociones no son instrumentales. Lo que siento no es falso y, como todo, este sentimiento también pasará. ¿Qué sentido tiene privar al otro de saber que le quiero ahora? ¿Por qué temer a amar? ¿Por qué permitir que los filtros culturales, que tanto le gustan a mi ego, obstaculicen la expresión de un sentimiento placentero? ¿De qué me protejo, de qué me privo? "Estamos acostumbrados a sentir aquello que nos guía la razón: lo bello no es bello por sí mismo y nuestra reacción directa, sino depende de lo que otros dictan; el amor es filtrado por expectativas racionales" (Vallverdú: 2007, 95).

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